jueves, 23 de junio de 2011

Extraña figura tiene en vilo a Inglaterra

Una tranquila localidad rural del Reino Unido quedó conmovida después de que encontraran una misteriosa figura grabada a gran escala en los verdes campos de Marlborough, en la región de Wilts. Al parecer, sería un escudo de armas medieval, pero es una creación reciente.
"Esta área es revisada periódicamente por aire y esta creación no estaba ahí el día antes de que la fotografiara", aseguró la investigadora Lucy Pringle al sitio The Sun. La figura está ubicada en la localidad de West Wood, cerca de Marlborough, y mide unos 27 metros de diámetro, tal como precisó la experta.

 


"Tiene un gran parecido con la 'Cruz Clechee', que tiene brazos que se abren gradualmente desde el centro. Simboliza sabiduría, camaradería y dominio", explicó Pringle, quien encontró otros escudos similares que se remontan a las primeras cruzadas.

Sin embargo, no es la primera vez que aparece un extraño diseño en el campo inglés, pero antes se trataba de formas geométricas más simple o de animales. El año pasado descubrieron una forma original en otra área del Reino Unido. 



















Fuente: UNO Digital

miércoles, 22 de junio de 2011

El insólito "ovnipuerto" de Salta

Se trata del trazado, con piedras, de una estrella de 36 puntas, con 48 metros de diámetro, que se ve desde las alturas. Lo construyó Werner Jaisli, un ciudadano Suizo que hace siete años vive en la Argentina y que tiene dos objetivos en su vida.

 Werner Jaisli es un ciudadano Suizo que hace siete años vive en la Argentina y que tiene dos objetivos en su vida: terminar con la construcción de un ovnipuerto en la zona oeste de Cachi, un complejo de trazos realizados con piedras que puede ser visto de las alturas y ser la base de aterrizaje de naves extraterrestres. La otra: obtener la ciudadanía argentina.

Con 62 años sobre sus espaldas, se pasea por las calles de la localidad calchaquí ataviado como un sacerdote druida, aquellos eruditas celtas precristianos especializados en las ciencias ocultas y la filosofía.

Werner usa una chaqueta negra con botones de asta de ciervo, una pollera a media pierna, una toca, y -curiosamente y al parecer fuera de todo contexto- botas estilo texano.

“Eso tiene una explicación -señaló este europeo que porta una barba puntiaguda blanca de 20 centímetros-: donde estoy construyendo el ovnipuerto, en Fuerte Alto, a cuatro kilómetros del poblado, está lleno de víboras y de viudas negras”.

Y cuando se le pregunta por las razones y motivaciones de su obra pétrea, que ya tiene una estrella central blanca de 36 puntas y 48 metros de diámetro y al medio de la cual hay otra menor, del mismo color, pero de 12 puntas, cuenta una historia fantástica: “ Yo estaba allá, en Fuerte Alto con mi vecino Luis. Era la medianoche del 24 de noviembre de 2008. Se sentía desde abajo, el ruido de una fiesta en el Complejo Deportivo. De pronto, todo quedó en silencio y se cortó el suministro de energía. Era la oscuridad total. ’Es una noche de ovnis’ le dije a Luis. Y no había terminado la frase, cuando dos objetos luminosos avanzaron a unos 200 metros sobre el río Calchaquí. Estaban a la altura de mis ojos, desde mi posición. Eran sólidos, circulares y como de metal bruñido. No sé por qué, pero mentalmente les pedí que se acercaran. ­Y lo hicieron!".

"Se posaron a unos 100 metros sobre nuestras cabezas y proyectaron sobre nosotros, un haz de luz poderoso, increíble que nos hacía ver a ambos como seres con brillo propio. Lo curioso es que ese extraordinario spot no nos afectaba la visión. En ese momento, algo comenzó a bullir por mi cerebro: era una orden. Me pedían telepáticamente que construyera el ovnipuerto. Y en eso estoy. La parte central, casi terminada, sólo falta lo colateral”, señaló Werner.
Fuente: UNO Digital

lunes, 6 de junio de 2011

Area 51: "Nunca hubieron aquí extraterrestres"

Decir Área 51 es decir misterio. Misterio del gordo. La legendaria base militar secreta de EE UU en el desierto de Nevada, junto al lago Groom y protegida por montañas, ha sido durante décadas el epicentro de teorías conspiratorias, ufología, tecnoocultismo, expedientes X y seudociencia hasta convertirse en un icono de la cultura popular y escenario en películas como Independence Day o las de Indiana Jones En busca del arca perdida y El templo de la calavera de cristal. Según la extendida leyenda, en Área 51 el Gobierno de EE UU -o alguna de sus agencias secretas- guarda nada menos que los restos de la supuesta nave extraterrestre estrellada en 1947 en Roswell (y de sus tripulantes) y allí experimenta con tecnología alienígena.



La verdad, como puede suponerse es, ¡ay Scully!, más prosaica y la desclasificación de documentos y el testimonio de personas que trabajaron en la base por fin está sacándola a la luz. Un libro recién aparecido de gran eco en EE UU -Area 51, An uncensored history of America's top secret base, de Annie Jacobsen (Little, Brown and Company, 2011)- y un documental -Los secretos del Área 51, de National Geographic Channel, que se emite hoy a las 21.30 (Digital+ Imagenio, ONO y otras redes de cable)- arrojan nueva e interesantísima información sobre la base, entreabriendo la puerta de su misterio.

La realidad de Área 51 es que desde 1955 ha servido como lugar de desarrollo y campo de pruebas de los más avanzados -y a menudo extravagantes- prototipos de aviones militares de espionaje de EE UU, especialmente durante la guerra fría. Los U-2 fueron ensayados allí, como lo fueron los muy marcianos (y valga la expresión) diseños del programa OXCART de la CIA en los sesenta, que condujo al A-12 y al famoso SR-71 Blackbird y todas sus variantes, y, en los setenta, a los cazabombarderos F-117 Nighthawk. En todos los casos se trataba de conseguir aviones furtivos, silenciosos al radar, pájaros capaces de llevar a cabo penetraciones en las defensas enemigas sin ser detectados. Es imaginable el secretismo con el que se llevaron a cabo el desarrollo y las pruebas de estos aparatos, a menudo de extrañísima configuración, lo que provocó la natural alarma de los que observaron por azar sus vuelos -¡más de 2.850 el A-12!- sin saber qué diablos eran. Ni tan siquiera los presidentes estadounidenses, escribe Jacobsen, tuvieron conocimiento completo de lo que se hacía en Área 51. El libro de la conocida periodista, con entrevistas a pilotos e ingenieros, está lleno de interesantísimos detalles sobre la historia de la base. Recalca que de ovnis, nanay, aunque al Gobierno estadounidense le fue de perlas todo el fenómeno de los platillos volantes para despistar y disponer de una tapadera de lo que verdaderamente estaban haciendo en la base.

Jacobsen, sin embargo, en un giro espectacular, lanza la hipótesis de que lo que se estrelló en Roswell, Nuevo México, no fue un ovni ni un globo meteorológico como sostuvo el Gobierno, sino, agárrense, una aeronave soviética secreta basada en un prototipo nazi -el Horten Ho 229 o Gotha, un ala voladora- y ¡tripulado por adolescentes monstruosamente manipulados por Mengele (sí, el médico de Auschwitz) para parecer extraterrestres! Se habría tratado, dice, de una operación de Stalin para causar pánico en EE UU inspirada en el efecto de la retransmisión radiofónica de La guerra de los mundos por Orson Wells en 1938. La historia -casi parece más fácil creer en hombrecitos verdes- se la relató a Jacobsen un ingeniero del Área 51. Algunos de los chicos deformados, le relató, estaban aún vivos cuando los encontraron...

"Totalmente falso", afirma sin poder dejar escapar una risotada, el especialista en vuelo hipersónico Thornton D. Barnes, veterano del Área 51, donde trabajó en los años sesenta. "Toda la historia es una fantasía, los rusos no tenían aviones así". Barnes es uno de los personajes que ofrecen su testimonio en el documental de NGC. En una conversación telefónica con este diario recalcó que lo que hacían en la base, entre medidas de seguridad tremendas (se llegó a interrogar a los propios pilotos con pentotal), era desarrollar y probar aviones de tecnología stealth, furtiva.

¿Trabajaron como se ha sugerido con armas secretas de la Alemania nazi, aviones y prototipos obtenidos por EE UU en la operación Paperclip al final de la II Guerra Mundial? ¿Acaso chocantes Wunderwaffen como la legendaria Die Glocke o los supuestos platillos volantes nazis de Schriever-Habermohl que ahora va a recuperar la película Iron Sky? "No, Dios mío, jamás vi en la base nada de eso", se alarma el experto. "No teníamos platillos volantes de ninguna clase". Pero tenían aviones muy raros. "Sí, muy extraños. Probablemente el que más, el Tacit Blue, que parecía una caja". ¿Algún aparato redondo?, se ha dicho que el Vought V-173/XF5U-1 Flapjack se probó en Área 51... "No, nunca nada redondo, se lo aseguro, la gente le ha echado mucha imaginación a lo que pasaba en la base, lo que había era mucho trabajo, muy duro, y mucho secreto, que sin duda alimentó la paranoia exterior". Barnes recuerda el estrés de suspender los experimentos cada vez que pasaba sobre la base un satélite ruso. Construían señuelos para confundir al enemigo. Entre los pájaros del Área 51 destaca el rutilante A-12, de titanio, para cuya construcción hubo que desarrollar nuevas herramientas que permitieran trabajar ese material. "No es raro que los que por casualidad lo vieran ascender brillando pensaran que era algo venido del espacio".

Barnes parece desconcertado cuando le pregunto si cree en extraterrestres. "Verá, soy una persona de mente abierta, algo debe haber allá afuera, ¿pero ovnis?, me parece que no". "Sin embargo", añade, "déjeme decirle algo: en realidad tuvimos en la base aparatos que no eran de nuestro mundo, aeronaves de otra tecnología: reactores Mig 17 y Mig-21 capturados a los rusos para estudiarlos".

FUENTE: EL PAÍS.com