miércoles, 22 de junio de 2011

El insólito "ovnipuerto" de Salta

Se trata del trazado, con piedras, de una estrella de 36 puntas, con 48 metros de diámetro, que se ve desde las alturas. Lo construyó Werner Jaisli, un ciudadano Suizo que hace siete años vive en la Argentina y que tiene dos objetivos en su vida.

 Werner Jaisli es un ciudadano Suizo que hace siete años vive en la Argentina y que tiene dos objetivos en su vida: terminar con la construcción de un ovnipuerto en la zona oeste de Cachi, un complejo de trazos realizados con piedras que puede ser visto de las alturas y ser la base de aterrizaje de naves extraterrestres. La otra: obtener la ciudadanía argentina.

Con 62 años sobre sus espaldas, se pasea por las calles de la localidad calchaquí ataviado como un sacerdote druida, aquellos eruditas celtas precristianos especializados en las ciencias ocultas y la filosofía.

Werner usa una chaqueta negra con botones de asta de ciervo, una pollera a media pierna, una toca, y -curiosamente y al parecer fuera de todo contexto- botas estilo texano.

“Eso tiene una explicación -señaló este europeo que porta una barba puntiaguda blanca de 20 centímetros-: donde estoy construyendo el ovnipuerto, en Fuerte Alto, a cuatro kilómetros del poblado, está lleno de víboras y de viudas negras”.

Y cuando se le pregunta por las razones y motivaciones de su obra pétrea, que ya tiene una estrella central blanca de 36 puntas y 48 metros de diámetro y al medio de la cual hay otra menor, del mismo color, pero de 12 puntas, cuenta una historia fantástica: “ Yo estaba allá, en Fuerte Alto con mi vecino Luis. Era la medianoche del 24 de noviembre de 2008. Se sentía desde abajo, el ruido de una fiesta en el Complejo Deportivo. De pronto, todo quedó en silencio y se cortó el suministro de energía. Era la oscuridad total. ’Es una noche de ovnis’ le dije a Luis. Y no había terminado la frase, cuando dos objetos luminosos avanzaron a unos 200 metros sobre el río Calchaquí. Estaban a la altura de mis ojos, desde mi posición. Eran sólidos, circulares y como de metal bruñido. No sé por qué, pero mentalmente les pedí que se acercaran. ­Y lo hicieron!".

"Se posaron a unos 100 metros sobre nuestras cabezas y proyectaron sobre nosotros, un haz de luz poderoso, increíble que nos hacía ver a ambos como seres con brillo propio. Lo curioso es que ese extraordinario spot no nos afectaba la visión. En ese momento, algo comenzó a bullir por mi cerebro: era una orden. Me pedían telepáticamente que construyera el ovnipuerto. Y en eso estoy. La parte central, casi terminada, sólo falta lo colateral”, señaló Werner.
Fuente: UNO Digital

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