A fines de Agosto del 2.009 Rafael Pino vivió una experiencia que retacea en relatar "porque me van a tomar por loco, chanta, borracho o van a creer que me fumé algo", bromeó.
Tiene 44 años y hace 43 que vive en ese pueblito de San Rafael ubicado a orillas de un lago artificial de alrededor de 9.600 hectáreas utilizado para generar energía eléctrica, regular caudales de riego agrícola y practicar deportes náuticos.
Precisamente trabaja en el Club de Pescadores, una de las primeras instituciones deportivas que se instalaron cuando se construyó la presa y es considerado por sus vecinos como un hombre muy serio y responsable.
El sábado 29 de agosto cerca de las cinco de la tarde y como acostumbra a hacer los fines de semana salió del pueblito que alberga a unas 500 almas hacia el sur, donde la inmensidad del lago se une con el azul del cielo y la recortada silueta de la cadena montañosa de El Nevado. "Vengo aquí siempre porque disfruto del silencio y del lago. Me gusta observar a los cisnes cuello negro que nadan cómodos y libres", señaló.
Siempre esquivo a hablar del tema Rafael relató muy brevemente su "encuentro cercano". "Bajé de la camioneta y vi ahí, a unos 100 metros -señaló hacia el sureste-, algo que flotaba en el aire. No tenía forma de nada. Entonces corrí a buscar el celular y empecé a fotografiarlo (foto sobre estás líneas). Se movió un poco y cuando logré sacarle una con zoom sentí un zumbido y desapareció rápidamente volando hacia el suroeste. Me quedé parado porque nunca había visto nada igual".
Por su lado Lucas, que tiene un comercio en este pueblo turístico y que acompañó ayer en la tarde a Rafael aseguró creer en este tipo de fenómenos.
"Hace poco menos de dos meses y cuando regresaba desde San Rafael en mi auto al bajar la cuesta denominada "caracoles", que pasa por sobre el río Atuel, dos relámpagos muy blancos iluminaron todo. Detuve el motor, bajé pero no vi nada. Tampoco había nubes o posibilidades de una tormenta. Fue una luz muy parecida a un flash fotográfico. Cómo no voy a creer lo que cuenta Rafael", dijo.
Cristian Adrián Figueroa de 20 años, que vive desde niño en El Nihuil también vio objetos voladores extraños.
Figueroa relató: "era como la una y pico de la mañana cuando viajaba acompañando a mi papá, Eusebio Isaac Figueroa, en un ómnibus de la TAC, luego de terminar el servicio entre Las Leñas y el aeropuerto de Malargüe. Ya veníamos de regreso, cuando el conductor de otro ómnibus se detuvo de golpe junto a la banquina. Estábamos en la ruta 40, en medio del campo". "En esos momentos frente a nosotros, a una distancia que no sabría calcular, el objeto se detuvo en el aire, casi de costado. Era enorme y los tres nos quedamos helados, hasta que salió a gran velocidad en dirección al sur”, comentó el joven al matutino sureño.
Además, indicó que los puesteros de la zona y de los campos hacia el sur comentan que suelen ver este tipo de cosas.
Fuente Diario San Rafael
Cristian Adrián Figueroa de 20 años, que vive desde niño en El Nihuil también vio objetos voladores extraños.
Figueroa relató: "era como la una y pico de la mañana cuando viajaba acompañando a mi papá, Eusebio Isaac Figueroa, en un ómnibus de la TAC, luego de terminar el servicio entre Las Leñas y el aeropuerto de Malargüe. Ya veníamos de regreso, cuando el conductor de otro ómnibus se detuvo de golpe junto a la banquina. Estábamos en la ruta 40, en medio del campo". "En esos momentos frente a nosotros, a una distancia que no sabría calcular, el objeto se detuvo en el aire, casi de costado. Era enorme y los tres nos quedamos helados, hasta que salió a gran velocidad en dirección al sur”, comentó el joven al matutino sureño.
Además, indicó que los puesteros de la zona y de los campos hacia el sur comentan que suelen ver este tipo de cosas.
Fuente Diario San Rafael
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